Amanecer un domingo

01.07.2020

Por Daniel Guzter

Si pudiera arreglar mi destino,

el lugar y el motivo

donde amanecer un domingo,

despertaría de varias maneras.

Si por la costumbre fuera,

despertaría en mi cama hogareña.

Si por la ambición fuera,

despertaría en La Toscana,

en mi casa de verano.

Si por la histeria juvenil fuera,

despertaría con mi mejor amigo

resacado

en un punto cualquiera

de la ciudad.

Si por la nostalgia fuera,

despertaría en el sofá

de quien jamás correspondió.

Si por la demencia fuera,

despertaría en las garras

de un león.

Si por el conformismo fuera,

jamás despertaría.

Si por la idolatría fuera,

despertaría a los pies

de quien no me conoce.

Si por amar la verdad fuera,

despertaría

-o moriría-

en la guillotina.

Y

si por la poesía fuera

seguramente

volvería a nacer.

Revista ZBONZ
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